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La película que predijo la pandemia

"Contagio", de Steven Soderbergh, estrenada casi diez años atrás, es la película que supo retratar de la manera más realista lo que sería el primer brote pandémico desatado sin control en el mundo globalizado.

Publicado: 2020-04-20

Me he vuelto un masoquista, al igual que muchos, y me dedico a ver todo tipo de películas sobre contagios y epidemias. Por mi pantalla han pasado filmes como “Virus”, en la que un contenedor con inmigrantes chinos exporta una gripe mortal que se propaga rápidamente por Corea del Sur, o “Epidemia”, en la que un microbio inspirado en el ébola africano se esparce por los Estados Unidos. De entre todas esas ficciones sobre plagas, volví a ver una película que parece retratar la pandemia del COVID-19 casi diez años atrás, como si se hubiera adelantado a los hechos. Estoy hablando de “Contagio”, de Steven Soderbergh. 

Desde que esta nueva cepa del coronavirus empezó a cambiar la vida de millones de personas, “Contagio” se volvió uno de los títulos más buscados para ver en Internet. ¿La razón? Es una película que busca mostrar, de la manera más realista posible, cómo reaccionaría el mundo moderno ante un brote pandémico. El guion, escrito por Scott Z. Burns, contó con la asesoría del doctor Ian Lipkin, uno de los epidemiólogos más reconocidos del mundo, y aunque fue estrenada en 2011, su nivel de realismo se asemeja mucho a lo que vivimos hoy. “No se trata de que habrá una nueva pandemia, se trata de cuándo será”, dijo Burns en su momento.

Tal vez uno de los aciertos de la película sea que narra, con la mayor cantidad de ángulos posible, los efectos sociales de la pandemia. Tenemos a la comunidad científica, los verdaderos héroes, quienes −tras haber combatido el ébola, el SARS y a la gripe H1N1− tienen que hacer frente a un nuevo virus. Después están las autoridades, la Organización Mundial de la Salud, que tanto en la película como en la vida real apenas puede limitarse a emitir advertencias y recomendaciones, mientras cada gobierno se las apaña como puede; y la sociedad −es decir, nosotros− que vemos desaparecer en cuestión de semanas lo que alguna vez llamamos normalidad.

jude law interpreta a un periodista que se dedica a propagar noticias falsas.

En la película, los primeros infectados son una mujer que regresa de Hong Kong, un ejecutivo japonés en Tokio, un muchacho en la China continental y una joven en Londres. Así se esparce el virus. En nuestro mundo globalizado, el aletear de una mariposa puede generar huracanes, o pandemias. El filme además predice que la tragedia y la muerte será la oportunidad de unos pocos. Así tenemos que un periodista sin escrúpulos, interpretado por Jude Law, empieza a regar noticias falsas por Internet para beneficio propio, lo que genera aún más caos y confusión. Algo como lo que viene ocurriendo con todas las fake news que aseguran que el limón y la sal, o la plata coloidal, o un antiviral cubano, o hasta el alcohol y la cocaína, son la verdadera cura.

Entonces el mundo se hunde en la oscuridad, los cuerpos se empiezan a amontonar en las calles y algunos científicos y médicos, seres humanos al fin, terminan en las fosas comunes. La vacuna, como ocurre en la vida real, demora meses en perfeccionarse y probarse, mientras el sistema entero colapsa. Burns, en alguna de las entrevistas que dio para promocionar la película, señaló que una charla dada por el doctor Larry Brilliant, uno de los científicos responsables de erradicar la viruela, fue el punto de partida para el filme, y que la epidemia de la gripe porcina H1N1, de los años 2009 y 2010, le ofreció luces en torno a cómo iba a reaccionar el mundo y la sociedad ante un brote infeccioso de grandes proporciones.

Cuando la vi por primera vez, en la comodidad de una cama, me pareció muy larga y aburrida, demasiado real para mi gusto. Cuando veo una película prefiero entretenerme, no me gustan aquellas que conllevan un afán documentalista. Una vez que terminó, exclamé, como muchos, que eso podía pasar. “¡Esto va a pasar!”, nos estaba diciendo su director, Soderbergh. Hoy, por la ventana de mi cuarto, crece un arbusto que ya nadie poda, no pasan los buses con sus bocinas, ni veo a la gente apiñarse en las veredas. Tampoco hay gente en la tienda que, desde que abrió hace unos años, propició un tumulto toda la semana, a toda hora.

El mundo cambió para siempre, como ocurre en “Contagio”, y los síntomas no son los mejores. Ian Lipkin, el profesor de epidemiología que prestó su asesoría para el guion de la película, que ha descubierto más de 500 agentes infecciosos, que viajó en 2003 a China para combatir el SARS, la enfermedad provocada por otro coronavirus similar al que produce el COVID-19, es también una víctima de la pandemia. Hace solo unas semanas, en una entrevista televisiva, el doctor reveló que dio positivo en un test para detectar la presencia del virus en su cuerpo. “Si me puede infectar a mí, puede infectar a cualquiera”, fueron sus palabras. Mientras miro crecer al arbusto de mi ventana, me pregunto en qué parte de la película vamos.

Publicado originalmente en Hildebrandt en sus Trece.


Escrito por

Pedro Casusol

Consultas y colaboraciones a pedrocasusol@gmail.com


Publicado en

bebedor de absenta

arte, música, cine y literatura.