Minería, comunidades campesinas y ambiente liderando el desarrollo
La transparencia, motivaciones y acciones serán determinantes para obtener una gestión exitosa
Escribe: Alfredo Coronel Zegarra
El Perú vive una situación incomparable, por un lado la demanda mundial por minerales para potenciar el cambio de la matriz energética está y seguirá creciendo a cifras no vistas. Eso significa que es necesario promover y atraer inversiones para atender estos requerimientos.
Por otro lado, el cambio climático y la protección de la biodiversidad requieren que la producción de alimentos se realice de tal forma que no afecte negativamente el ambiente. Eso implica el uso de técnicas e innovaciones que permitan aprovechar los recursos naturales que poseemos sin destruir nuestros ecosistemas.
En estos dos espacios un actor central son las comunidades campesinas. Muchas se encuentran en entornos mineros y su vocación cultural ancestral es la producción agropecuaria. Entonces, se vuelve crucial su rol para establecer redes de cooperación de largo plazo que les permitan aprovechar éstas oportunidades.
Tanto con las empresas del entorno, como con las instituciones públicas locales y regionales pueden establecerse como líderes para mejorar las condiciones de vida de sus pobladores.
La minería no solo paga los tributos correspondientes, también genera un ingreso de capacidades empresariales a la zona y demanda bienes y servicios que deberán atenderse. Esta inversión en el ámbito de influencia directa e indirecta no se puede desaprovechar y tirar al aire.
El Estado en sus distintos niveles debe canalizar los recursos generados por esta actividad para reducir y eliminar las brechas en salud, educación, comunicaciones e institucionalidad. Se requiere asegurar su idoneidad, eficiencia y rendición de cuentas.
Las comunidades podrían asumir el liderazgo para orientar y aprovechar ambas circunstancias. Reconociendo sus fortalezas y debilidades, así como estableciendo prioridades de intervención podrá efectivizar este rol de concertación de intereses y esfuerzos.
Los lazos de cooperación les deberían permitir al menos tres cosas: (i) cerrar las brechas de servicios básicos; (2) incrementar la productividad de sus actividades económicas a través de la gestión del conocimiento y la innovación y (3) articularse con los mercados regionales, nacionales y, de ser posible, internacionales.
A través de sus directivas conducirán el desarrollo local proponiendo acuerdos con los demás actores políticos, económicos y sociales de la zona.
El liderazgo se basa en el reconocimiento de las otras partes y en el valor que uno puede aportar a los demás. Conocer en que puedo contribuir facilitará la negociación y es la correa de transmisión para los posibles acuerdos.
La transparencia en el propósito, las motivaciones y acciones serán determinantes para obtener una gestión exitosa. Sin ello no es posible generar la confianza mutua requerida para el esfuerzo a llevar a cabo, pudiendo impedir su materialización.
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