Ideología: ni contigo ni sin ti
Escribe: Alfredo Coronel Zegarra
Muchas veces nos quejamos de opiniones y actos de personas a las que les atribuimos responder a una “ideología”. Ideología a secas parece ser algo condenable y errado. Al parecer imputarle a un individuo o grupo responder o tener una es suficiente para desconocer su planteamiento.
Pero todos tenemos una, queramos o no es lo que nos permite navegar por la vida. Una ideología es el conjunto de conceptos e ideas que ayudan a cada uno de nosotros a entender el mundo.
Sea usted religioso o no, conservador o liberal, deportista o sedentario, estudioso o lego tiene una ideología, todas esas convicciones con las que está o no de acuerdo son parte de la misma. Por lo tanto, negar algo por qué es una ideología tiene poco sentido, en todo caso lo que se puede hacer es debatirlas.
Si alguien le dice que no tiene una preocúpese, puede ser un inescrupuloso o un despistado, en cualquier caso, primero explique y si insiste, desconfíe.
La ideología es resultado del razonamiento y de las certezas y creencias que tengamos en un momento y lugar determinado y podrá haber en el mundo tantas como personas existan. los avances en el conocimiento de todo tipo influyen en la evolución de las ideas, hoy sabemos algunas cosas que antes no. Nuestra forma de ver la vida cambiará con el tiempo, no es algo inmutable. Son más las cuestiones que aún desconocemos. Registrar y priorizar los saberes disponibles nos ayudará a mantener este marco actualizado.
Así encontramos afinidades y por supuesto diversidad, tendremos opiniones a favor y en contra de conceptos, propuestas y actos. Y es la forma en que nos relacionamos, conversando y contrastando nuestras visiones de la realidad.
La discrepancia permite avanzar. El debate agrega valor a nuestro raciocinio, nos ayuda a combinar y relacionar elementos de distintas maneras. Tener la mente abierta y un pensamiento y espíritu crítico impide que el totalitarismo, la falsedad o la ignorancia nos dominen.
Las diferentes formas de enfocar la vida enriquecen las sociedades. Es más probable que los grupos disímiles, que llegan a acuerdos, amplíen sus opciones de desarrollarse. Conversar con personas de otras ideologías sin actitudes autosuficientes o prepotentes nos permitirían consolidar nuestros pensamientos o relativizarlos y, tal vez, hasta cambiarlos.
Sin embargo, analizar las propuestas de otros exige esfuerzo que muchas veces no estamos dispuestos a realizar. Evaluar, contrastar y emitir una conclusión son tareas que nos evitamos desconociendo el argumento de los demás tachándolo como ideológico. Como si eso fuese suficiente.
Reconozcamos nuestra ideología, la de los demás, pongámoslas sobre la mesa y empecemos a dialogar.
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Consultas y colaboraciones a pedrocasusol@gmail.com
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arte, música, cine y literatura.