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En la naturaleza no hay tachos de basura

Publicado: 2023-11-19

Escribe: Alfredo Coronel Zegarra

Los desperdicios los creamos los humanos, la naturaleza ha desarrollado en millones de años un sistema de manejo de desechos aprovechando todo lo que hay en ella. Acostumbrados a extraer, procesar, usar y botar hemos generado desequilibrios en el ambiente. Hoy el planeta nos llama la atención y exige que hagamos modificaciones en nuestro comportamiento. La Tierra seguirá existiendo varios miles de millones de años más, que estemos en ella dependerá de nosotros.

Las soluciones están en manos de cada uno, cambiemos la forma en que producimos y consumimos. Una alternativa es alargar la vida útil de las cosas controlando lo que descartamos, llamada circularidad. Nos ayudará a reordenar nuestros patrones lineales.

¿Y esto qué significa?, pues que reciclemos, reparemos, reusemos y reprocesemos. Diseñemos los nuevos productos y servicios definiendo lo que se hará con ellos al terminar su ciclo.

Adoptar estas acciones servirá para que nuestras organizaciones y familias sean más resilientes al reducir los problemas producidos por el uso actual. Regenerando los ecosistemas la biodiversidad tendrá tiempo para recuperarse.

Un sector que exige atención es el de los alimentos, no solo por ser uno de los que mayor influencia tiene en el calentamiento global, si no que más de un tercio de lo que se produce se pierde o desecha. Algo tenemos que hacer, como mejorar los procesos productivos, de almacenamiento y de distribución. Buscar mercados para productos que se rechazan por problemas de apariencia o minimizar los sobrantes en el quehacer diario serán igualmente útiles.

Esta economía circular ofrece oportunidades para nuevos negocios y creará opciones de empleo para personas con diferentes capacidades y conocimientos. La eficiencia se eleva por el mayor y renovado uso de los recursos. También reduce costos al alargar la duración de materias primas e insumos, le añaden valor a un producto que terminaba su existencia. El consumo no disminuye, cambia de enfoque.

No siempre se pueden aplicar estos esquemas, es necesario consultar, la circularidad debe ahorrar energía no gastar más. Aprovechemos las alternativas digitales.

Los espacios locales son un escenario privilegiado. En ese sentido los municipios deben ser la primera línea de promoción de prácticas orientadas a darle un nuevo uso a los desperdicios de sus vecinos, convirtiéndolos en una fuente de ingresos ediles y familiares.

Ahora nos toca llevar nuestras experiencias anecdóticas y eventuales a la cotidianeidad. Analicemos que podemos hacer para convertir lo que hacemos. De esta manera ayudaremos a combatir el cambio climático reduciendo la huella de carbono que dejamos. Y en lugar de usar y botar pensemos en nuevas aplicaciones.


Escrito por

Pedro Casusol

Consultas y colaboraciones a pedrocasusol@gmail.com


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