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Aprendiendo a vivir más y mejor

Hoy entre mayores de 65 y gente con discapacidad somos alrededor de un quinto de la población mundial

Publicado: 2023-12-03

Escribe: Alfredo Coronel Zegarra 

Gracias a los avances económicos y científicos estamos alargando nuestro promedio de vida, lo que será positivo siempre que su calidad no disminuya. Durante siglos hemos buscado extender este período y cuando lo estamos logrando parece que no sabemos qué hacer al respecto.

Nunca tal cantidad de personas a la vez habíamos coexistido tanto. Esto nos presenta muchos desafíos en los que debemos pensar e ir interviniendo, revisemos algunos.

¿Cómo seguiremos trabajando? Quienes alcancen los 65 años podrán alargar su vida profesional un lapso adicional. Las organizaciones tendrán que buscar alternativas para aprovechar estas capacidades considerando las consecuencias de la edad. Movilidad, descanso, tratamientos médicos son algunas circunstancias a tomar en cuenta en las jornadas laborales y las oficinas. La experiencia y conocimientos ganados no deberían desperdiciarse, lo que implicará modificar y actualizar los perfiles del talento a contratar.

En caso no trabajemos habrá que procurarnos habilidades para actividades en que usar este tiempo libre y disfrutar el ocio. Ello precisará centros y métodos de enseñanza adecuados a los mayores.

¿Qué necesitaremos para estar sanos? Desconocemos las consecuencias que la longevidad traerá en nuestra salud. Nuevas enfermedades requerirán medicinas, procedimientos y servicios hoy inexistentes. Igualmente, mayor atención a terapias para aquellos males asociados a la soledad, envejeciendo perderemos redes afectivas y de soporte. Y por supuesto, otras especialidades y habilidades para profesionales y técnicos que puedan atendernos oportuna y diligentemente. Aunque lo central estará en nuestra forma de prevención, alimentarnos, dormir y ejercitarnos física y mentalmente.

¿Dónde viviremos? Tendremos que adecuar y rediseñar las ciudades, los domicilios, el transporte y el acceso a los espacios públicos. La urbe remozada podría ser más amistosa. Transitar con fluidez exigirá nuevas normas de convivencia entre muchas generaciones. Pero la infraestructura no sirve de nada si no cambiamos hacia modelos de respeto, tolerancia y apoyo a los demás.

La accesibilidad, los límites que nos impone el calentamiento global, las ventajas de la digitalización y los desarrollos tecnológicos en marcha son asuntos que habrá que incluir en todo lo que diseñemos, así como en la educación del mañana.

A nuestro cerebro se le hace difícil actuar en el presente sobre problemas futuros, sin embargo, hoy entre mayores de 65 y gente con discapacidad somos alrededor de un quinto de la población mundial. Suficiente para empezar a probar algunas soluciones en términos de acceso y ordenamiento urbano. Se nos ofrece una oportunidad, si estamos dispuestos a aprovecharla, empecemos la adaptación de una vez.

Finalmente, pero no menos importante, algo que depende de cada uno será la actitud con la que viviremos, disfrutando o sufriendo… disfrutemos.


Escrito por

Pedro Casusol

Consultas y colaboraciones a pedrocasusol@gmail.com


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