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Mucho ruido, y también nueces: la oferta de la inteligencia artificial

Esta mejora, como tantas, dejará empresas y personas fuera del mercado

Publicado: 2024-03-10

Escribe: Alfredo Coronel Zegarra

La mayoría de las innovaciones suelen despertar interés y admiración, especialmente en quienes las usarán directamente. Sin embargo, también pueden generar temor y preocupación por los posibles efectos “colaterales”. Incluso, algunas pasan inadvertidas para el público general hasta que se utilizan en procesos específicos.

La novedad de la inteligencia artificial es un claro ejemplo de estas reacciones dispares. Con muchos invirtiendo millones en ella, otros que intentan regular su uso y varios que ni siquiera son conscientes que existe. Algunos aún estamos a la espera de que la polvareda se asiente y podamos discernir que aplicaciones serán reales, mientras se debaten los alcances y riesgos que tendrá.

Tecnologías anteriores han sido promovidas con la oferta de reducir las cargas laborales, incrementar la productividad y permitir más horas de ocio, entre múltiples beneficios. Y esta no es la excepción. Adicionalmente, promete procesar los datos de tal forma que nos proveerá de conocimiento. Sus soluciones para la educación, el trabajo, la salud o la recreación, así como, para la preparación de documentos, la generación de imágenes y sonidos, la simulación de experimentos y un largo etcétera causan entusiasmo en distintos sectores.

Pero se han detectado problemas como, por ejemplo, falta de reconocimiento a los derechos de autor, sesgos o prejuicios que inducirían a actos discriminatorios, violaciones de la privacidad de los usuarios o el excesivo consumo de agua. Los que, con los demás que van apareciendo, tendremos que corregir. Al mismo tiempo, se han manifestado errores y confusiones denominados “alucinaciones” que requieren nuestra atención. Igualmente, las policías del mundo lidiarán con la ciberseguridad y la delincuencia. Nosotros, como siempre, deberemos tomar previsiones ante el peligro y protegernos. Como toda herramienta es susceptible de usarse para lo bueno o para algo malo, dañino o mortal.

Hay cosas que la inteligencia artificial aún no puede hacer, como inventar, crear sin datos, imaginar futuros alternativos o elaborar ficciones. Se le piden, a la vez, imposibles como que sea ética o justa, como si un algoritmo pudiera discernir cuestiones subjetivas de diversa valoración. Algo que parece inverosímil, considerando que seremos nosotros, que no hemos solucionado estos asuntos, quienes la programaremos.

Esta mejora, como tantas, dejará empresas y personas fuera del mercado. Tendrán que reciclarse, pasar a nuevas actividades o reaprender diferentes habilidades para reinsertarse.

Probablemente nuestro futuro estará en instruirnos en como operar sus aplicaciones y herramientas para aprovecharlas al máximo. Esto facilitará que nos dediquemos a diseñar más innovaciones. Construir confianza será vital en la aceptación y masificación de aquellas opciones que ofrece. Y así, tal vez, nos ayude a crear un mundo mejor.


Escrito por

Pedro Casusol

Consultas y colaboraciones a pedrocasusol@gmail.com


Publicado en

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arte, música, cine y literatura.