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Necesidades o gustos, ¿sabemos en qué gastamos?

Controlar las compras no nos privará de la alegría, los placeres sin costo, la amistad verdadera o el cariño de quienes conocemos

Publicado: 2024-04-07

Escribe: Alfredo Coronel Zegarra

¿Tiene usted un presupuesto ajustado? Probablemente sí, somos muchos los que debemos cuidar el consumo que hacemos para evitar apuros. Es común sufrir problemas de liquidez, es decir, lo que disponemos para usar diariamente no alcanza. No es un asunto solo de un ingreso bajo, sino más bien que padecemos de falta de conciencia respecto a nuestra verdadera capacidad de compra. Si el próximo mes duplicáramos lo que recibimos, seguramente enfrentaríamos el mismo inconveniente.

En algunas oportunidades, nos ganan los gastos hormiga, aquellos en los que decimos “son solo 5 soles más”, pero, como me decía una sabia amiga, el ahorro se hace de sol en sol. Otra situación se presenta cuando, al ir a un comercio, no estamos seguros de requerir algo y lo llevamos de todas formas. Ir sin una lista a tiendas o mercados es la receta para un posible desequilibrio en las cuentas.

Así, incurrimos en desembolsos innecesarios que luego alteran las posibilidades disponibles. No reconocer la diferencia entre aquello que es una necesidad y lo que es un gusto puede llevarnos a pasar momentos que, no siendo graves, pueden ser asfixiantes e impiden que ahorremos para cuando tengamos que atender una urgencia, acometer una inversión o enfrentar la falta de ingresos.

Es cuestión de desenvolvernos de acuerdo con la realidad financiera que tenemos. Para ello, es útil registrar, comparar y priorizar. Evitar dejarse llevar por impulsos es parte de la responsabilidad que debemos desarrollar. Lo que para unos es básico, será superfluo u opcional para otros.

En el camino para “estirar” el presupuesto, seguro habremos identificado lugares y modalidades de adquisición. Sigamos haciéndolo, pero no olvidemos dar, de vez en cuando, una mirada al costado y, si es necesario, reevaluar los criterios que manejamos.

Somos libres de decidir en que usamos el dinero, por las razones que creamos convenientes. Sin embargo, debemos tomar en cuenta sus posibles consecuencias y asumir los resultados que producen. No todo es importante o de carácter ineludible o impostergable. Sería útil, por ejemplo, dejar de convertir caprichos ocasionales en hábitos frecuentes.

Pongamos a un lado el estrés y pasemos por la vida de mejor manera, de acuerdo a las alternativas existentes. Controlar las compras no nos privará de la alegría, los placeres sin costo, la amistad verdadera o el cariño de quienes conocemos. Muchas veces, es solo saber decir que no a lo que nos es imposible. Hagamos aquello que sí podemos.

Cada quien analizará y decidirá qué pagos son imprescindibles. Vivamos con lo que tenemos, adecuando el ritmo a nuestras circunstancias. De esa manera educaremos a niños y jóvenes con el ejemplo.


Escrito por

Pedro Casusol

Consultas y colaboraciones a pedrocasusol@gmail.com


Publicado en

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