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Disfruta el tiempo

En cada instante debemos seleccionar entre una u otra cosa; lo bueno de esto es que hay alternativas para escoger. Lo malo es que no se puede hacer todo

Publicado: 2024-05-26

Escribe: Alfredo Coronel Zegarra

“No tengo tiempo” debe ser una de las frases más dichas en la historia de la humanidad. La mayoría de nosotros la hemos pronunciado al menos una vez, probablemente al recibir una solicitud para reuniones o charlas con familiares, amigos o personas con las que trabajamos. Casi siempre es cierto que estamos con una agenda llena; aunque, ocasionalmente, sirve como excusa para evitar conversaciones difíciles o situaciones complejas sobre las cuales aún no contamos con una posición o salida.

Entonces, ¿hay o no tiempo? Es una materia a la que se han dedicado decenas de libros y conferencias, sin una respuesta única y, finalmente, parece que dependerá de cada quien. La valoración será, pues, asunto de cómo lo usamos.

Generalmente, solo sabremos si el lapso asignado a cualquier actividad fue o no bien empleado al concluir la acción. Si nos causó complacencia o resultó agradable, diremos que lo que le dedicamos estuvo bien invertido; pero, de no serlo, sentiremos que desperdiciamos momentos importantes haciéndolo y que se trató de una pérdida de tiempo.

Sin embargo, reconozcamos que también es posible que un trabajo significativo nos consuma. Así, no es cuestión solamente de reconocer si lo que hacemos es algo que queremos o no; que nos guste no basta, deberemos distribuir equilibradamente lo que emprendemos.

A veces, requerimos solventar necesidades o asumimos compromisos que pueden llevar a que multipliquemos las tareas en las que estamos involucrados. Eso es parte de la cotidianidad; solo asegurémonos de ejecutarlas intencionadamente, con un propósito, que no sea fruto del azar o el descuido.

En cada instante debemos seleccionar entre una u otra cosa; lo bueno de esto es que hay alternativas para escoger. Lo malo es que no se puede hacer todo. El tiempo es finito. Elijamos cómo utilizarlo, con lo cual reduciremos el estrés y aumentará nuestra satisfacción con la vida.

Cumplamos primero las obligaciones que asumimos. Gozar de derechos exige efectuar los deberes. Probablemente, planificar sirva de poco; siempre habrá llamadas, visitas o exigencias inesperadas que impedirán terminar lo programado. Tal vez ayude más preparar rutinas que permitan ordenar lo que pretendemos, consiguiendo, con su aplicación, realizarlas en cada oportunidad con mayor eficiencia.

Midamos la capacidad que tenemos. Es preciso descansar, alimentarse y ejercitarse si queremos una existencia saludable, para alcanzar lo deseado.

Busquemos minimizar aquello que no parezca placentero, cuidando que sean opciones de calidad. Decidamos conscientemente. Aunque muchas horas del día las dediquemos a atender a los demás, siempre guardemos espacio para nosotros. De no poderse, algo anda mal en las prioridades establecidas; corrijamos. Cada minuto que pasa no se recupera. Intentemos disfrutar del tiempo.


Escrito por

Pedro Casusol

Consultas y colaboraciones a pedrocasusol@gmail.com


Publicado en

bebedor de absenta

arte, música, cine y literatura.