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María Barea y el resurgir de "Antuca": Un testimonio de lucha y esperanza

En una conversación íntima y reveladora, la cineasta peruana María Barea nos habla sobre la creación y el impacto de su película "Antuca", presentada recientemente en el Festival de Cine Peruano en Madrid.

Publicado: 2024-07-23

Escribe: Fernanda Cueto

La cineasta peruana María Barea llegó a Madrid el 14 de junio para presentar su película Antuca en la inauguración del Festival de Cine Peruano en Madrid. Antes de Madrid, estuvo en Londres, Lisboa y Cataluña donde presentó su obra y participó en conversatorios.

El cine Doré, casa de la Filmoteca española, se llenó para la proyección de Antuca, el largometraje realizado por Barea junto Warmi, Colectivo Cine y Video, en 1992. La película cuenta la historia de una joven peruana que es obligada a migrar de la sierra a Lima para trabajar como empleada doméstica y tener “mejores oportunidades”. Pero cuando llega a la ciudad, se enfrenta con una realidad ajena a esas promesas. En las casas donde trabaja es constantemente invisibilizada y tratada como una sirvienta que existe únicamente para complacer a sus patrones. La violencia que sufre, además de psicológica, es física. Ante el maltrato, Antuca decide regresar a la comunidad en la que creció, con nostalgia por la vida que le fue arrebatada y con la esperanza de reencontrarse con un viejo amor. Sin embargo, se da cuenta de que retomar esa vida no es tan sencillo: “mis paisanos ahora me llaman señorita”, admite con tristeza. Enfrentada a estos dos mundos, Antuca debe luchar por encontrar su lugar.

El personaje de Antuca -me comentó Barea- es ficticio, pero fue construido en base a las historias que recogió de trabajadoras del hogar en Lima, que luego actuaron en la película.

Barea y yo nos encontramos en el Cine Doré para hablar sobre su carrera como cineasta, la historia detrás de Antuca y el interés que esta película ha suscitado recientemente. La película será proyectada en el Festival de Cine de Lima, que se llevará a cabo entre el 8 y 17 de agosto.


Primero que nada, felicitaciones por haber inaugurado el Festival de Cine Peruano en Madrid. Me estabas contando que estuviste en varias ciudades de Europa para presentar tus obras.

Sí, mira, esto surge a partir del interés de Isabel Seguí, que es una historiadora de cine, que ha hecho una tesis sobre la mujer en el cine andino. Ella se enteró de las cosas que yo había hecho y me preguntó dónde estaban mis películas, pero no se sabía a dónde fueron a parar esos materiales. Tenía la copia nomás que se había hecho para poder ampliar pero, obviamente, estaba en condiciones muy malas. Había que hacer un trabajo de restauración para poder rescatar lo que hubiera. Entonces, también, por gestión de Isabel Seguí, se logró interesar a la Universidad Elías Querejeta, donde había unos estudiantes peruanos, mexicanos y de otros países, que se interesaron en hacer un trabajo de restauración. Y eso fue muy alentador. Y de pronto, pues, se han interesado en una serie de festivales.

Yo, sinceramente, hacía muchos años que me había desconectado porque la historia con Antuca fue un poquito frustrante. Yo hice la película con la ilusión de poderla exhibir en un momento en que había una afluencia todavía masiva en las salas de cine. Teníamos la ley de promoción cinematográfica que nos garantizaba de alguna manera una cuota de pantalla. Las películas que tenían calificación como películas de interés social, cultural, tenían derecho a ser programadas en un circuito de cines por una semana mínimo y luego, de acuerdo a la afluencia del público, podían sostenerse. Entonces, había toda una posibilidad para recorrer el Perú y estrenar las películas en buenas salas. Ese era el único apoyo que recibíamos del Estado. Pero justo cuando la película ya había sido calificada para la distribución y exhibición obligatoria de acuerdo a la ley 19327, Fujimori derogó la ley de cine. Entonces, una película como esta, que no responde a los patrones comerciales del cine, no tenía posibilidades de salir al mercado, ¿no? Eso me frustró. La película la pudimos exhibir en algunos países de Europa, pero en circuitos alternativos, y en el Perú también. La hemos exhibido en video, pero con muchas limitaciones.

¿Por qué te interesó tratar el tema de mujeres que se dedican el trabajo doméstico?

En el año 81, tuve la posibilidad de participar en una serie de películas hechas por mujeres llamada As Women See It y elegí trabajar sobre ese tema. Tenía otras opciones, pero me impresionaba ver cómo las mujeres en situaciones tan críticas en los barrios se organizaban para poder afrontar los problemas de supervivencia.

Conocí a Rosa Dueña, que era dirigente del comité de club de madres en el pueblo joven El Planeta. Para hacer el proyecto, recogí testimonios de varias señoras que estaban organizadas en ese club de madres. Y la mayor parte eran analfabetas. Eran madres solteras la mayoría, abandonadas. Muy pocas tenían una situación familiar estable. Todas habían venido siendo niñas pequeñas para hacer trabajo doméstico, casi todas con la ilusión de que iban a ir al colegio, que iban a aprender a leer y escribir. Eso me impresionó mucho. Y desde ese momento pensé que había que hacer una película sobre la historia de las trabajadoras del hogar. Posteriormente tuve la oportunidad de vincularme con este instituto, porque yo les llevaba a veces películas.

Antes de Antuca hicimos un documental, Porque quería estudiar. Mi amiga Vittoria Savio tenía un trabajo de acercamiento a través de las escuelas vespertinas a estas niñas, algunas muy tímidas, que no se comunicaban, que no expresaban sus sufrimientos. Entonces vimos primero que con el testimonio de Chela (Graciela Huaywa Collanqui, quien interpreta a Antuca), las chicas se animaban a contar sus propias historias. Ahí logramos hacer un documental con la historia de Chela y con las otras chicas que captaba Vittoria en las escuelas vespertinas en Lima.

También, sin querer queriendo, fuimos haciendo un casting. Porque ahí vimos quiénes tenían, por ejemplo, capacidad expresiva, condiciones como para ser las protagonistas. Pero siempre tuve claro que las protagonistas tenían que ser las mismas trabajadoras.

¿Había alguna dificultad al plantear un límite entre estos testimonios y construir la ficción?
Las chicas que participaron en la película eran ya todas chicas que estaban organizadas, que habían vivido un proceso. Cuando hicimos Antuca ya había una relación muy cercana. Entonces, a la hora de escribir el guión, yo trabajé con testimonios que yo había recogido diez años antes para Mujeres del Planeta. En Antuca recreamos una serie de experiencias y de vivencias. Pero Antuca no es la historia de Chela, aunque muchas cosas en la historia de Antuca también son de Chela, o de otras chicas con experiencias similares. Así se fue construyendo el guión.
¿Por qué crees que el cine es un buen medio para contar estas historias?
Mira, yo en realidad tenía vocación por el teatro. Pero en el momento en que me empecé a formar, el teatro que se veía normalmente era muy acartonado, el público también era muy elitista. No había un teatro, digamos, como el que apareció después con Yuyachkani y otros grupos así con propuestas diferentes en todo sentido, tanto en contenido como en forma. Yo siempre he tenido inquietudes sociales, siempre me he rebelado contra las injusticias. Pero yo no tenía una formación política, no pasé por una universidad. Cuando conocí a Figueroa y me habló del cine, de sus posibilidades, que se podía llegar así a las masas, yo dije por aquí es. Porque yo sentía que podía canalizar mis inquietudes artísticas y sociales a través del cine. Luego en el camino fui descubriendo también una estética que responde a una cierta concepción del cine, a un cine testimonial, con una visión crítica de la sociedad.
Algo que me parece muy bien logrado en la película es que te muestra una realidad social, pero no lo convierte en algo ideológico. Te muestra la vida de estas personas, sin imponerle al público una posición que se deba asumir ¿Esa fue una preocupación para ustedes?
Claro, eso sí. Yo he tenido resistencia hacia, digamos, la cosa panfletaria. Yo creo que lo importante es fomentar una visión crítica de nuestra propia condición como seres humanos o como sociedad. Yo creo que esa es la base.
El personaje de Antuca es una mujer muy empoderada, a pesar de sufrir muchos abusos y estar en una situación precaria. ¿Fueron así la mayoría de casos que escuchaban o por qué se decidió perfilarla de esta manera?
Bueno, esas mujeres existen. Y yo creo que es lo que debemos pensar. Las posibilidades o la fuerza que tienen nuestras mujeres para, a pesar de todas las dificultades que enfrentan, tirar para adelante, yo creo que eso es lo que hay que destacar, ¿no? Creo que hay la mujer víctima, que se regodea en sus sufrimientos, y hay la mujer que lucha y que tira para adelante. Y yo creo que eso es lo que debemos ponderar.
¿Por qué crees que se está produciendo ahora este resurgimiento de Antuca?
Lo que yo veo como una constante es que muchas, muchas jóvenes, o jóvenes hombres y mujeres, que ya han tenido la oportunidad de estudiar y que de repente son profesionales y que tienen otro estatus... Cuando ven la película dicen, esto es lo que me contaba mi mamá, o mi abuela... Mi mamá vino así, fue trabajadora de hogar, sufrió lo mismo... Y eso es parte de nuestra historia, de muchas mujeres de diferentes regiones del mundo, pero de los países andinos particularmente. Por otro lado, el drama del desarraigo está muy vigente en estos tiempos donde tanta gente ha tenido que migrar por diferentes condiciones, por diferentes situaciones. La mayoría por una necesidad de supervivencia. Y con los matices que puedan haber, muchas personas se pueden identificar plenamente con el personaje de Antuca.
¿Crees que la situación ha cambiado?
Yo creo que tal como aparece en la película puede haber todavía algunos casos. Pero ya las mujeres no soportan esa situación de semi-esclavitud en la que vivían. Como le dice la patrona a Antuca en un momento de la película: ¿Dónde va a estar mejor? Con ese trabajo tiene una cama, comida. De repente pueden estar en condiciones materiales mucho mejores que las que podría tener viviendo por su cuenta. Pero la necesidad de la libertad, de sentirse uno mismo, finalmente creo que es una necesidad vital. Entonces, sacrifican condiciones materiales por tener un espacio donde puedan ser ellas mismas.
¿Has seguido en contacto con las mujeres que participaron en los testimonios para hacer la película de Antuca o Porque quería estudiar?
No he perdido nunca el contacto con ellas. Ni con la protagonista, ni con Josefina que es una de las que participó y tampoco con el instituto, el IPROFOTH (Instituto de Promoción y Formación de Empleadas del Hogar), que tiene ya como 40 años. Ha sido muy, muy lindo. En el mes de marzo hicimos una proyección con la participación de varias de las que participaron en la película y con jóvenes trabajadoras del hogar. Y fue maravilloso. Fue maravilloso porque es su película. Es muy lindo ver también cómo siguen trabajando y el nivel que tienen las dirigentes ahora que son mujeres muy, muy empoderadas, muy lúcidas. Y que siguen trabajando, que siguen dando los servicios y que además promueven y participan también en eventos internacionales.
¿Hay alguna iniciativa para proyectar Antuca en Lima?
Sí. Se mostrará en el Festival de Cine de la Católica como parte de la sección “Películas recuperadas”, y también en una muestra que ha organizado el Ministerio de Cultura, “Películas del Bicentenario”. Entonces han programado 50 años de cine en Perú. Y dentro de las películas que han programado, que han seleccionado, lo cual también me sorprendió muchísimo, pero es que ya trasciende.
Ahora que se ha aprobado en Perú una nueva ley que afecta al cine, ¿cuál es tu percepción sobre el panorama del cine peruano y cómo crees que esta ley vaya a impactar en él?
Mira, yo no sé finalmente cómo va a quedar porque la cosa está para ser observada. Definitivamente, la mentalidad de la gente que está en ese momento haciendo las leyes en el Perú es cavernaria. Lo estamos viendo en todo, el cine no tiene por qué ser una excepción, ¿no? Pero, desgraciadamente, hay que seguir luchando. Hay que seguir luchando porque estamos viviendo una etapa nefasta para todo lo que tiene que ver con la cultura en general, no solamente con el cine.

Escrito por

Pedro Casusol

Consultas y colaboraciones a pedrocasusol@gmail.com


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bebedor de absenta

arte, música, cine y literatura.