Escribe: Alfredo Coronel Zegarra

Siempre que se produce un sismo, sea de la magnitud que fuese, en los medios y redes sociales nos recuerdan la importancia de tener una mochila salvadora a mano. Sin embargo, estos mensajes, advertencias y análisis mencionan distintos elementos que debemos incluir en la bendita maleta, y de esa manera, esta crece más y más. En lugar de ayudar al salvataje, podría estar convirtiéndose en un lastre.

Es una cuestión de saber priorizar. Constantemente debemos decidir qué llevar o qué hacer y qué dejar de lado. Descartar no es sencillo, como podemos observar en el ámbito familiar cotidiano al igual que en nuestros estudios o trabajos. Tenemos listas de cosas por realizar que son interminables.

Cuando intercambiamos o exponemos ideas, cada tema que daremos a conocer no puede ser "clave". Las noticias, conceptos o información pueden clasificarse de acuerdo con el asunto a explicar y el objetivo a alcanzar. Es necesario precisar y consolidar. Las personas dejarán de escuchar lo que decimos después de un rato, por más entretenido o dinámico que sea. En ocasiones, entregamos demasiados datos o referencias y debemos dosificarlos, determinar lo que es importante y concentrarnos en eso. La reiteración no es negativa; muchas veces permite fijar un punto en la mente de los interlocutores.

La incapacidad para elegir con criterio se observa también en el elevado número de proyectos de inversión pública en ministerios, gobiernos regionales y municipalidades. Relaciones tan largas, como las de un niño al que se le pide que indique qué anhela recibir por Navidad, impiden definiciones eficientes. La consecuencia, ante un contexto de recursos escasos, es que la mayoría de ellos quedarán a medias o simplemente no se iniciarán. Esto solo crea mayor desconfianza entre la población, contribuyendo al descrédito del sector público y los políticos.

En el quehacer diario tendremos que optar, nadie tiene tiempo ilimitado. Encargarse uno de todo no solo es poco práctico, es imposible. Del mismo modo, ninguno quiere que le recarguen las labores. La intensidad difícilmente sería recomendable en el logro de una existencia saludable.

Resolver sobre alternativas evidentes o escoger algo único carece de mérito. No requeriría evaluación. En cambio, distinguir entre acciones cuyos resultados son desconocidos exige un acto de abstracción y pruebas lógicas que, siendo complejo de emprender, servirá para que vayamos conociendo cómo seleccionar con propiedad.

Considerando lo que hoy me parece relevante, estoy, pues, tratando de reducir y de evitar andar con cantidades increíbles de tareas o deseos por completar, así como de deshacerme de información acumulada que nunca revisaré. Espero no arrepentirme luego cuando, fruto de los aprendizajes que nos produce vivir, se transformen mis percepciones del mundo.