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Ganes o pierdas, serénate

Descuidamos la oportunidad de sacar lecciones. Ni somos los mejores cuando logramos los objetivos, ni los peores de no hacerlo

Publicado: 2024-09-08

Escribe: Alfredo Coronel Zegarra

Siempre escuchamos que hay que saber jugar, y que eso implica aprender a ganar y a perder, pero ¿qué significa esto? Pues, si somos derrotados, se trata de no “picarse” y admitir el fracaso. Sin embargo, esto es difícil, especialmente cuando uno ha puesto todo su empeño, habilidades, conocimientos y recursos para salir victorioso.

En el caso de vencer, se referiría a hacerlo sin soberbia, ni haciendo escarnio del rival celebrando estrepitosa o estruendosamente. Situación igualmente complicada. Las razones son las mismas que las ya señaladas, es decir, cómo renunciar a mostrar exuberancia luego de poner lo que teníamos en la contienda y cosechar el éxito. Manifestaremos, eventualmente, alegría desmesurada.

En los deportes, los negocios, la política o en otra actividad en la que pensemos, se presentan espacios de concurso con los demás, desde cuando buscamos una posición laboral hasta un debate escolar. Siempre estamos en competencia, tanto por conseguir nuevos clientes, como por conducir los destinos de un país. Se nos exige enfrentarnos con alguien.

Vivimos en una sociedad excesivamente competitiva, en el sentido de que cada cuestión parece tener que someterse a una disputa, y en la cual, muchas veces, se valoran las decisiones solo por la cantidad de beneficios obtenidos y se ignora la forma en que llegamos a ellas. Descuidamos la oportunidad de sacar lecciones. Ni somos los mejores cuando logramos los objetivos, ni los peores de no hacerlo.

En ese ambiente, será normal hallar personas con egos desmedidos que les impidan controlarse hayan alcanzado o no el ansiado resultado. Contrariamente, habrá seres menos intensos que prefieran negarse a contender, a quienes se gusta llamar, de mala manera, pusilánimes.

Pero lo que ocurre en realidad es que habrá que estar preparados para triunfar o fallar en el intento. Si entramos en distintos tipos de lid, sabemos que las cosas tendrán alguno de los dos destinos. Así, será preferible, para ambos, que controlemos nuestros impulsos. Al batir a un oponente, hagamos un espacio para incluirlo y, si dejamos ir el premio, reconozcamos las consecuencias evitando hacerle la existencia imposible al vencedor.

Actitudes de aprendizaje, aceptación, respeto y tolerancia que pueden mejorarnos la salud mental. Finalmente, cada individuo decidirá lo que hará en las circunstancias que le toquen.

En cualquier caso, usar la máxima de “paciencia y buen humor” servirá para apartarnos de sufrir inútilmente por excesos en uno u otro sentido. Participemos de los retos sabiendo que las reglas del juego implican que solo habrá un triunfador.

En la próxima discusión en que participe, ¿cree que, en lugar de apabullar a su interlocutor, podrá esforzarse por encontrar puntos en común y establecer acuerdos?


Escrito por

Pedro Casusol

Consultas y colaboraciones a pedrocasusol@gmail.com


Publicado en

bebedor de absenta

arte, música, cine y literatura.