Quien busca encuentra
Tomemos en serio la coyuntura que se presenta y vinculémonos, acogiendo cualquier forma de hacerlo y demos la bienvenida a lo que el resto quiera brindarnos
Escribe: Alfredo Coronel Zegarra
Los fines de año son, para gran parte de la humanidad, espacios dedicados a festividades. Junto a parientes y amigos, compartiremos, agradeciéndonos y agasajándonos, en particular, a los menores. A muchos les genera alegría; a otros tantos les produce, contrariamente, sensaciones de tristeza, y algunos lo encaramos, más bien, con cierta melancolía. Así pues, sea cual fuese el modo de celebración que disfrutemos o la reacción emocional que tengamos, no seremos inmunes a los ajetreos y relaciones que ocurrirán. Nos afectarán.
En general, alcanzamos un hito. Y, a pesar de que los días le hayan parecido rutinarios, repetitivos y, a veces, aburridos, todos los años habrá recibido sorpresas. Bastantes o pocas, los doce meses transcurridos entregarán diversas circunstancias inesperadas. En ocasiones traerán felicidad y otras, congojas.
Durante las cincuenta y dos semanas, reencontraremos o crearemos amistades, crecerá la familia, emprenderemos nuevas actividades o conoceremos diferentes lugares. Situaciones sinfín desfilarán. Que las hayamos aprovechado y les saquemos lecciones es responsabilidad personal que difícilmente podremos eludir. Siempre encontraremos enseñanzas que rescatar.
Llegando al final, evaluaremos el resultado. Leeremos o prepararemos listas de lo mejor del período. Sumando y restando, seguramente caeremos en la tentación de clasificarlo como “bueno” o “malo”. Pero olvidamos que el calendario es solo eso, un invento humano para registrar el correr del tiempo; lo que en él acontezca depende de nosotros. Somos quienes logramos que las cosas se cumplan.
Varios sucesos se deberán al azar, ninguno de esos controlamos; sin embargo, habrá más que dependerán de cómo enfrentemos la vida. Ampliaremos la red de conocidos gracias a las decisiones que adoptemos; realizaremos viajes por trabajo o esparcimiento en virtud de las oportunidades conseguidas. Y, múltiples eventos y hechos pasarán a causa del empeño que le pusimos. Permitir que la existencia transcurra sin nuestra intervención es dejarla en manos de nadie. Si la conducimos hacia los destinos que conscientemente queremos, obtendremos mayor satisfacción.
Almuerzos, reuniones, obsequios y distintas formas de intercambios se multiplican en estas horas. Las mismas variarán según los bolsillos que poseamos, aunque, principalmente, dependerá más de la actitud que le pongamos antes que de la capacidad adquisitiva con que contemos. Tomemos en serio la coyuntura que se presenta y vinculémonos, acogiendo cualquier forma de hacerlo y demos la bienvenida a lo que el resto quiera brindarnos.
Cada quien elegirá cómo participar y si lo desea; respetar las selecciones de los demás es lo que toca. No es momento de insistencias ni imposiciones, el libre albedrío tendría que primar. De eso se trata aceptar y querer al resto. Y eso, precisamente, es el espíritu de las fiestas en las que hoy ya estamos envueltos.
Nota: esta columna volverá el 12 de enero de 2025. ¡Felices fiestas!
Escrito por
Consultas y colaboraciones a pedrocasusol@gmail.com
Publicado en
arte, música, cine y literatura.