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Más sabe el diablo por viejo que por diablo

Desestimar el conocimiento que produce el estudio es como preferir ser operados por un “cirujano” que, en lugar de pasar por la escuela de medicina, explora con gente sus “corazonadas”

Publicado: 2025-02-02

Escribe: Alfredo Coronel Zegarra

Este refrán expresa la importancia de valorar la sapiencia que nos da la vida en nuestro aprendizaje. Efectivamente, es así: mientras avanzamos en edad, las oportunidades de vivencias diversas y de obtener lecciones múltiples aumentan.

Sin embargo, hay quienes consideran que este lema significa que las enseñanzas se sacan únicamente de lo conocido personalmente. Escucharemos sentencias como: “la experiencia es la única maestra”, “equivocarse rápido y frecuentemente permite que avancemos” y otras similares. Consejos que, de ser ciertos, implicarían que los desoigamos hasta probarlos nosotros mismos.

Son recomendaciones unilaterales que desdeñan, o al menos relativizan, la preparación que ofrece la investigación y el análisis de lo ocurrido previamente a los demás. Incluso actividades como los deportes, por ejemplo, donde practicar es fundamental, requieren contar con entrenadores que sistematicen el contexto y lo acontecido.

Carece de sentido e invertiremos tiempo y recursos valiosos si tuviéramos que averiguar cada cosa intentándolo directamente. De nada servirán las teorías fruto de la reflexión y la revisión de casos. Fuera quedará la recopilación histórica o la verificación empírica realizada en ambientes acondicionados específicamente para identificar las variables influyentes.

Desestimar el conocimiento que produce el estudio es como preferir ser operados por un “cirujano” que, en lugar de pasar por la escuela de medicina, explora con gente sus “corazonadas”. ¿No elegiría en lugar de aquel, a un doctor que terminó la carrera, aunque sea recién egresado?

En todo orden de cosas, combinar el saber con la práctica es valioso. Las ciencias han dedicado esfuerzos a examinar patrones y buscar soluciones frente a determinados eventos. Aprovechemos esta labor y los conceptos, reglas y procedimientos formulados que servirán de ayuda para elegir por dónde debemos seguir. El instinto y lo sucedido son buenos, pero la sabiduría de múltiples ensayos es mejor. Ahorrar tiempo es primordial en momentos en que el mismo se vuelve un bien escaso. Igualmente, seguir advertencias de especialistas permitirá que precisemos decisiones, eludiendo andar dando vueltas sin rumbo. Evitaremos desperdiciar energía cometiendo errores, máxime habiendo alguien que ya resolvió el asunto.

Tener el complejo de Adán, creyendo ser los primeros que imaginamos innovaciones o a los que nos pasa algo, es un peligro, sea que vayamos solos, conduzcamos una empresa o lideremos una institución pública. De esa manera, antes de emprenderla a tontas, tientas y locas, averigüemos lo que existe al respecto. Hoy en día la información es abundante; asegurémonos de que provenga de fuentes confiables y usémosla adecuadamente.

El golpe avisa, mas también duele. Esquivemos malestares innecesarios y sigamos las sugerencias de los que ya reflexionaron, evaluaron y concluyeron a la luz de lo comprobado.


Escrito por

Pedro Casusol

Consultas y colaboraciones a pedrocasusol@gmail.com


Publicado en

bebedor de absenta

arte, música, cine y literatura.