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¿Seré imprescindible?

A veces, el sabor del poder hace que perdamos cualquier recato

Publicado: 2025-02-16

Escribe: Alfredo Coronel Zegarra

¿Por qué muchas veces pensamos que somos el centro del mundo? ¿Acaso sin nosotros nada se lograría? Actitudes que encontramos en diversos ámbitos de la vida, desde los deportes hasta la política. La tarea se incumplirá, perderemos el partido o la fiesta resultará totalmente aburrida porque faltamos.

¿Es que quizá hemos desarrollado un narcisismo desmedido? Seguro habrá algunos que se tropiezan consigo mismos y a los cuales hasta su sombra les cae mal, ya que piensan que esconde su brillo. Sin embargo, también hallamos esta actitud en gente que consideramos ponderada. Parece que, a veces, el sabor del poder hace que perdamos cualquier recato.

Es real que hay individuos valiosos y brillantes cuyo aporte es indispensable, que sin ellos tardaríamos más tiempo y usaríamos cuantiosos recursos para solucionar determinadas circunstancias complejas. Aunque esto no es lo común, mayormente los que se quejan de que los cambian en el seleccionado patrio de fútbol, los retiran del ministerio o los despiden del grupo de trabajo, difícilmente son excepcionales, tal vez con ciertas calificaciones adicionales y cualidades considerables, mas nada que sea irremplazable.

Personas con el complejo de creerse los únicos infalibles o que tienen una visión certera del futuro abundan. Probablemente, esas manifestaciones sean fruto de alguna carencia psicológica o fragilidad afectiva, cada uno sabrá.

En ocasiones reconoceremos a estos sujetos e intentaremos convencerlos de que nos apoyen a conseguir los resultados requeridos, como miembros de un empeño conjunto. De no lograrlo, los dejaremos ir, optando por otras alternativas. De hecho, es probable que encontremos saludable el cambio. Siempre deberemos decidir sopesando costos y beneficios, los que, además de pecuniarios, incluirán una valoración de las relaciones armoniosas, previniendo que alteren nuestro equilibrio mental. Equipos humanos con miembros discordantes ocasionan tensiones innecesarias; si un liderazgo activo es incapaz de controlar los egos y redirigirlos, puede funcionar mejor liberarnos mutuamente.

Incluso en deportes “individuales”, los contendientes cuentan con un soporte amplio de asistentes, entrenadores y demás apoyo. El logro de innovaciones está lejos de ser la acción de un único personaje; generalmente se trata de la labor conjunta de múltiples esfuerzos. El sabio solitario es más propio de las películas que un reflejo de la realidad. La mejora continua exige que avancemos bajo nuestra responsabilidad particular, pero en el marco de una organización que lo promueve y alienta. La cooperación es una acción entre iguales que busca combinar diversos saberes y experiencias.

“Nadie es imprescindible” reza una frase que la mayor parte de las veces es verdad. Para reemplazarnos, poco será lo que habrá de investigarse, contrario a lo que creemos quienes nos consideramos superiores. Habilidades y conocimientos abundan en el entorno.


Escrito por

Pedro Casusol

Consultas y colaboraciones a pedrocasusol@gmail.com


Publicado en

bebedor de absenta

arte, música, cine y literatura.