Fue sin querer queriendo
Confusas medidas comerciales afectan contraproducentemente las decisiones de los agentes económicos. ¿Quiénes ganarán con guerras arancelarias?
Escribe: Alfredo Coronel Zegarra
Aunque el título alude a acciones con solapada intención, muchas veces, inadvertidamente, decimos cosas o asumimos actitudes que generan efectos indeseados en los demás. Cuando escuchamos sus respuestas o reacciones, quedamos atónitos. Puede ser que la consecuencia sea contraria a la pensada o, quizás, recibamos expresiones agraviantes. También es posible que nos lleguen señales de desconcierto ante una, para nosotros, clara indicación.
Esas y otras respuestas representan malentendidos respecto a lo que originalmente expresamos, o producen secuelas involuntarias y menos aún previstas. Impases que siempre pueden escalar en conflictos mayores, dependiendo de la persona con la que tratemos o de la naturaleza del vínculo establecido, y que exceden los espacios de la familia o los amigos. Hoy en día, frecuentemente, observamos estos resultados en la sociedad, generalmente relacionados con la polarización que vivimos.
Así, por ejemplo, pretendiendo impulsar la equidad y la aceptación de lo diverso, lo hago de forma brusca o desatinada, reproduciendo gestos autoritarios y discriminatorios contra aquellos a quienes pretendo convencer, fallando en cambiar sus actitudes.
Creyendo beneficiar a la población menos favorecida y contraviniendo advertencias expertas, se dictaron reglas para controlar el alza de intereses. Pero, al limitar las tarifas del servicio financiero y, ante el elevado riesgo de los prestatarios, las instituciones reguladas optaron por no prestarles. Quedando excluidos del sistema, cayeron en manos de prestamistas “gota a gota” que les ofrecen créditos a tasas sumamente altas, muy por encima de los topes impuestos. Entonces, los legisladores provocaron una conclusión inesperada para ellos mismos. Controles de precios incuban mercados negros e informalidad.
Desmantelando injustificadamente las políticas de nuestro antecesor, obteniendo solo desajustes y malogrando lo que funcionaba, causaremos que los electores elijan irse con la competencia en los siguientes comicios. Por otra parte, confusas medidas comerciales afectan contraproducentemente las decisiones de los agentes económicos. ¿Quiénes ganarán con guerras arancelarias?
Rechazar las propuestas desproporcionadas es común, y cuando incurrimos en desaciertos, queriéndolo o no, producimos desafecciones, en ocasiones dolorosas. Junto al malestar, se agregan síntomas de desconfianza. Por no ser claros en nuestras proposiciones o aparentar certeza donde no la hay, las dudas se multiplican.
Cuando carecemos de capacidad para emprender satisfactoriamente una tarea y la enmascaramos en llamados de atención o aspavientos inútiles, alteramos las relaciones interpersonales, desdibujando nuestra imagen y reflejando falsedad. Donde antes había un franco compartir de ideas, hoy encontramos un maremágnum de indecisiones y malos entendidos.
Recapacitemos, pues, sobre lo que intentamos exponer o en las derivaciones de lo que emprenderemos. De tal modo, probablemente salgamos airosos de intrincados entredichos. Manifestarnos directamente y con franqueza será lo mejor; sin embargo, ocasionalmente, usando eufemismos tendríamos más éxito.
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Consultas y colaboraciones a pedrocasusol@gmail.com
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arte, música, cine y literatura.