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Holgazaneando productivamente

Escasamente el ocio es referido como espacio creativo, lo llaman, contrariamente, “la madre de todos los vicios”. ¿Una exageración? Más bien, debería reconocérsele como “la madrastra de los inventos”

Publicado: hace 3 horas

Escribe: Alfredo Coronel Zegarra

En días pasados un amigo bromeó conmigo, diciéndome: “Eres tan flojo, que hasta tus sueños son vagos”. Y seguramente es cierto, me agrada derrochar los momentos en que no hay obligaciones, también procuro evitar hacer tareas de más, son opciones que cotidianamente tengo en mente.

¿Y de dónde viene esta actitud reprobatoria de la pereza? Pues lo desconozco, hay múltiples señales relacionadas a dejar de trabajar como una situación negativa. La mayoría, al parecer, considera el descanso como una pérdida de tiempo. Trabajar, estudiar, conocer lugares, leer o cualquier actividad es mejor que “nada”.

Desde enseñanzas bíblicas hasta la “sabiduría popular” estamos inundados de frases, proverbios y dichos que alaban y valoran al hombre laborioso que logra dignificarse con el sudor de su frente; quienes lo descartamos somos desdeñados, tratándonos de parásitos o rémoras. Como si dichas especies tuvieran nulo beneficio, actuaran inmóviles o no contaran con una finalidad.

Encontramos pocos que relevan la importancia de la inactividad o la desocupación deliberada. Salvo, probablemente, el humorista cubano Leopoldo Fernández, que creó y encarnó durante muchos años al personaje Tres Patines, férreo defensor de la holgazanería.

Esta actitud contrasta con los beneficios de procurarse opciones para “desperdiciar” la vida en pensamientos u observaciones anodinas. La ciencia reconoce la necesidad de dormir como positiva, no solo para la mente, también para el cuerpo. Reposar nos permite recuperarnos con mayor rapidez: el organismo se concentra en combatir las afecciones. Relajamientos profundos renuevan ideas aguzando el ingenio y la contemplación es bien valorada en prácticas espirituales.

Escasamente el ocio es referido como espacio creativo, lo llaman, contrariamente, “la madre de todos los vicios”. ¿Una exageración? Más bien, debería reconocérsele como “la madrastra de los inventos”: considere aquellas novedades y automatizaciones impulsadas para obtener minutos libres, las que procuran ahorrar esfuerzo físico, sin mencionar, las que llevan a que las aprovechemos con haraganería de modo más productivo, aunque suene contradictorio. ¡Propicia la innovación!

Por su parte, la eficiencia intenta simplificar pasos ¿si algo puede hacerse en dos, por qué hacerlo en tres? Se propone facilitar procesos, preferir lo simple a lo complejo, siendo que ambos cumplen el mismo objetivo o producen similar o idéntico resultado.

Entonces, hay buenas razones para sospechar de aquellos que llaman la atención o descalifican a las personas que nada hacen. Igual que a esos renegones o pesimistas que les achacan a los peruanos ser ociosos, lo cual evidentemente está contrapuesto con la realidad de millones de pequeñas empresas y la constante creación de nuevos emprendimientos dondequiera que veamos.

Así pues, luego de leer este artículo desperécese y hágase una siestita reparadora, vaya a ser que se agote.


Escrito por

Pedro Casusol

Consultas y colaboraciones a pedrocasusol@gmail.com


Publicado en

bebedor de absenta

arte, música, cine y literatura.